PUJA EN EL TEMPLO DEL TORO (BANGALORE)
Al viajar, paseamos un sueño…
(Manu Leguineche)
En Bangalore se encuentra uno de los templos más antiguos (los historiadores lo datan en torno al año 1537) y que más devotos atrae de toda India: “El Bull Temple” o “Templo del Toro Sagrado”.
En una primera impresión «El Templo del Toro» no parece gran cosa, pero gracias a que pudimos ser testigos de una ceremonia tradicional hindú en el momento que quisimos visitarlo, pudimos observar donde yace su grandiosidad.
En el interior de este pequeño templo y dejándonos guiar por los asistentes y el sacerdote hindú que protagonizaba las ceremonia del momento, pudimos experimentar la espiritualidad y devoción contagiosa por parte de los feligreses ante una “puja“ u ofrenda ante la gran deidad sagrada.
El Nandi o Toro Sagrado, uno de los más grandes de toda India, es ciertamente imponente: Sus 4,5 metros de altura y una longitud de 6,5 m de divinidad tallada en una sola roca impresionan al visitante más escéptico.
La leyenda dice que el templo fue construido para calmar a un toro que arrasaba con los cultivos locales y amenazaba con destruir la ciudad.
La construcción del templo en su honor fue suficiente para hacer que el animal se calmase y retirase de la zona. Desde entonces, todos los años se lleva a cabo en el lugar un colorido festival para conseguir un año más el favor del toro ávido.
Aunque aquel día, íbamos a ser meros espectadores de los rituales cotidianos, este dios hindú quiso acogernos y que fuéramos aceptados en su templo.
Y en este antiguo lugar quisieron dioses (y también los humanos) que nos mezclamos como uno más, y disfrutáramos del ritual de protección que se nos ofreció con un gesto hospitalario por parte del sacerdote que nos invitó a acercarnos al fuego sagrado que iluminaba el recinto.
El ritual hindú de adoración a los dioses se conoce popularmente como “puja” (pronunciado ”puya”). La puja es un momento de recogimiento y agradecimiento a los dioses que se realiza por medio de ofrendas que son colocadas en un altar, rodeado de decenas de velas y perfumado por incienso sagrado, utilizado para limpiar el ambiente de las energías negativas.
Descalzos, (dejando los espíritus contaminantes en el exterior) fuimos testigos del asombroso ritual que comienza rompiendo un coco contra el suelo, ruptura que simboliza la eliminación del ego, es decir, una forma de aproximarse al dios desde la humildad. Una vez roto el coco, se añade la cúrcuma, esa especia de color rojo y amarillo intenso en tres porciones.
Cada una de ellas representa a un dios de la santísima trinidad hindú: Brahma, el creador; Vishnú, el equilibrador; y Shiva, el destructor. En un completo silencio, tan sólo roto por el sonido de algunas campanillas, pudimos, como uno más de los asistentes, participar del evento.
Sobrecogidos por la espiritualidad del lugar, copiamos los movimientos lentos, y a veces incomprensibles, de los rituales ejecutados con gran fervor por parte de los asistentes a esta puja. Siempre rodeados de un silencio especial, nos dejamos llevar por los miles de olores que inundaban nuestros sentidos, por el fuego cegador y por las experiencias y rituales ancestrales que se ejecutaban ante nuestros ojos, tan ajenos y lejanos a nosotros. Mi hijo, emocionado, se contagió del fervor local y quiso soñar que mil deseos se hiciesen realidad. A continuación, el sacerdote brahmán nos hizo un gesto para que nos acercáramos a la lámpara que contenía el fuego sagrado y con el humo ayudados de nuestras manos, rociamos nuestro rostro y también nuestros pensamientos….
Al final del ritual, el sacerdote nos dibujó un punto rojo en el entrecejo, símbolo de protección, para finalmente, ser partícipes con los demás de la entrega de las ofrendas comunes: flores, comida, y por qué no, algunas pocas rupias. La entrega se efectúa acompañada de una reverencia frente a la deidad, en un acto de adoración y humildad.
Una puja es una experiencia multisensorial: se tocan los objetos rituales y los pies de la deidad, se escucha el tañido de las campanas y los cantos sagrados, uno se ilumina y rocía con el fuego y humo de las lámparas de bronce de aceite encendidas (llamadas «diyas») y las velas multicolores.
Se perfuma el ambiente con incienso embriagador y para terminar, se bebe del agua bendita o comida ofrecida al final del ritual.
Intentamos ser respetuosos y disfrutar al máximo de aquella mágica experiencia a la que habíamos sido invitados de forma altruista y espontánea, siempre bajo la mirada acechante del gigante Nandi o Toro Sagrado, del que nos despedimos agradeciendo los intensos momentos disfrutados que habían agudizado nuestros sentidos y enriquecido nuestra imaginación.
DATOS PRÁCTICOS:
CÓMO LLEGAR:
El templo del Toro está situado en Bull Temple Road, en Basavanagudi, en el área del sur de Bangalore.
El Templo se encuentra detrás del templo de Ganesha, y en las proximidades del Bugle Rock Park, un parque casi selvático poblado de frondosos árboles donde habitan de forma habitual una curiosa familia de zorros voladores, también llamados murciélagos gigantes de la fruta.
El lugar, intensamente perfumado por incienso y especias, está salpicado por pequeños templos donde es posible admirar escenas cotidianas de gran recogimiento y espiritualidad, que al mismo tiempo asombrarán y hechizarán al viajero occidental.
Si viajas a Bangalore, debes visitar este lugar.
Bonita experiencia Olga. Aunque yo confieso que este templo me dejó ni fu ni fa… puede que por haberlo visitado tras recorrer Tamil Nadu y los templos de Karnataka. Un abrazo
¡Gracias Cristina por pasarte por el blog y comentar!. Es todo un honor. Si, es cierto que el templo no es gran cosa, pero vivir la experiencia como uno más de los presentes nos ayudó a acercarnos un poquito más al complejo mundo del hinduismo, que tanta importancia da a esas experiencias espirituales tan llamativas e incomprensibles a nuestros ojos occidentales. Uno puede observar, mirar mucho más de lo que ven sus ojos, dejarse llevar por la propia experiencia, para así, llegar a contagiarse del ambiente y disfrutar de la esencia de estos pequeños y sencillos lugares.