El Monasterio de Oro de Namdroling: Guía completa de visita
Tabla de contenidos
«El verdadero viaje tiene lugar en nuestro interior»
(Paul Auster)
El Monasterio de Oro de Namdroling: A poco más de dos horas de la ciudad de Mysore, la «La Ciudad de los Palacios», en el estado de Karnataka al sur de la India, se encuentra el mayor asentamiento tibetano del mundo, de nombre Bylakupee, con su templo principal: el Monasterio de Oro de Namdroling, que cada día da la bienvenida a cientos de visitantes que se acercan para disfrutar de sus templos y de un ambiente relajado y místico.
Pero Bylakupee y el Monasterio de Oro de Namdroling, tienen una historia amarga a sus espaldas: Es el mayor refugio de exiliados tibetanos del mundo, junto con Dharamsala, hogar del Dalai Lama, en el norte de la India. Bylakupee y su Monasterio de Oro Namdroling es un lugar que visitamos en nuestro viaje al sur de la India, y que abrió nuestros ojos de cerca al trágico conflicto tibetano.
Atravesar los grandes portones de madera que dan paso a la ciudad tibetana de Bylakupee, asentada entre verdes bosques y escarpadas colinas, es traspasar las barreras del tiempo y del espacio.
De la India más caótica, destartalada, y bulliciosa, nos trasladamos a una ciudad silenciosa, impoluta y cuidadosamente organizada por los miles de monjes y estudiantes budistas que habitan en las decenas de monasterios esparcidos por estas tierras, regaladas por el gobierno Indio a los monjes y familias tibetanas en el exilio.
Bylakuppe es encantadora: la ciudad te da la bienvenida con sus bellos monasterios tibetanos, con sus ruedas gigantes de la oración y los coloridos banderines ondeando mantras al viento.
Durante nuestro paseo, descubrimos decenas de estupas multicolores y cientos de túnicas de color azafrán de monjes y estudiantes de todas las edades. También preciosas caras sonrientes de niños que, con sus cálidas sonrisas, nos daban la bienvenida. Sonrisas que, como pudimos descubrir, esconden auténticos dramas a sus espaldas.
Todos estos niños son enviados por sus familias, lejos de sus padres y hogares, a la lejana India. Como madre que soy, no deja de asombrarme el afán de superación y recuperación de los niños ante situaciones dramáticas: Es algo que admiro profundamente y todo un ejemplo para los que somos ya adultos.
Estos niños pueden crecer en la India en libertad y continuar con su cultura y estudios de budismo, prohibido y perseguido por China desde que este país invadiera El Tíbet y el Dalai Lama tuviera que exiliarte a la India, a principios de los años 60 del siglo pasado.
El Tíbet ha sido masacrado desde la ocupación china, el idioma tibetano prohibido, sus gentes despojadas de sus tierras y cultura y los monasterios budistas, destruidos casi en su totalidad.
El monasterio de Oro de Namdroling nace como respuesta a la pasividad de acción de los gobiernos mundiales. La India, en un gesto más que hospitalario, es ahora el país con mayor número de receptores de refugiados tibetanos, con casi un 90% de los exiliados y cada año este número va en aumento.
En estas tierras ajenas, los tibetanos han renacido su cultura, creando ciudades y universidades budistas a imagen y semejanza de aquéllas de las que fueron incendiadas y destruidas en El Tibet.
El monasterio de Oro de Namdroling ha sabido renacer de sus cenizas y alberga hoy en día decenas de monasterios tibetanos con más de 5000 monjes, 1000 monjas, una universidad budista, varias bibliotecas, numerosas escuelas e institutos para los niños exiliados y también, un centro de retiro espiritual.
CONSEJOS PARA DISFRUTAR DEL MONASTERIO DE ORO DE NAMDROLING Y DEL ASENTAMIENTO TIBETANO DE BYLAKUPEE
Pasear sin prisas por la ciudad
Pasear tranquilamente por sus encantadores rincones a la espera de ser descubiertos: por las humildes casas tradicionales tibetanas, situadas en pequeñas aldeas asentadas en torno a modestos monasterios y estupas ornamentadas, a imagen y semejanza de aquéllas de la lejana Lhasa.
Oler el incienso sagrado flotando como nubes en el aire y observar a los niños con sus grandes sonrisas y sus túnicas rojas, jugando en las calles.
Visitar el Monasterio de Oro Namdroling y los Monasterios cercanos
El Monasterio de Oro, de nombre Namdroling es, simplemente, impresionante. También lo son los cercanos Monasterios de Sera, mucho menos visitados.
El asentamiento principal, donde se encuentra el Templo de Oro de Namdroling (campamento 4) es la zona más turística y por lo tanto, donde se concentran el mayor número de visitantes.
Pero el campamento 1, situado a dos kilómetros del Golden Temple es donde se asientan los otros dos monasterios más importantes: Sera Mey y Sera Jey, sin apenas visitantes.
Lo mejor de la visita es acudir cuando los monjes se encuentran en plenos rezos al mediodía. Nos dejamos llevar por el ambiente espiritual, de efecto casi balsámico, tal sólo interrumpido por grandes incisos, como cuando sonaban las trompetas tibetanas y los grandes gong.
Son momentos apoteósicos llenos de sonidos extraños y ajenos, que nos hipnotizaron y transportaron a otros mundos. Allí, simplemente, perdimos la noción del tiempo.
Girar las Ruedas de la Oración Tibetanas
Soñar y pedir tu deseo más imposible mientras giras las inmensas ruedas de la oración tibetanas, siempre en sentido a las agujas del reloj.
Las ruedas llevan inscrita la oración sagrada o mantra OM, así como símbolos protectores. Según la tradición budista tibetana, girar las ruedas de la oración tiene el mismo efecto que recitar las plegarias: Nos volvimos niños otra vez y como mi hijo, quisimos hacer rodar el tiempo y nuestros deseos, una y otra vez…
Observar las banderas de las plegarias movidas por el viento
Observar como las banderas de colores de la oración, movidas a compás del viento, expanden las oraciones y plegarias por el mundo.
Toda la ciudad está alegremente adornada con ellas: los tejadillos de las casas, la parte superior de las pagodas, los árboles…siempre en lo más alto, como si quisieran tocar los cielos. Las ráfagas de viento las ondean creando un efecto mágico y místico, poblado de melodías que invitan a soñar despierto …
Con mi curiosidad innata quise averiguar el origen de tan bonita tradición: Las banderas de la oración tienen sus raíces en el Bön, una antigua creencia tibetana, nacida incluso antes de la llegada del budismo. Los colores de las banderas representan los cinco elementos de la naturaleza: agua, tierra, fuego, aire y espacio o éter.
La aportación del budismo a esta tradición fue escribir mantras y bendiciones en ellas, con la finalidad de expandir los buenos deseos al universo y según dicen, ayudar a cumplir los sueños….Aquéllas raídas y desgastadas son sustituidas por nuevas, en alusión al pilar fundamental del budismo: todo en la vida perece para así volver a nacer y poder renovarse…
Visitar el Mercado Tibetano
El mercado tibetano situado en la parte central del asentamiento principal del Monasterio de Oro de Namdroling, es una experiencia muy interesante.
Hasta los monjes poseen alguna curiosa tienda donde se pueden adquirir, desde objetos religiosos, hasta inciensos de sándalo, utilizados para perfumar los templos.
El mercadillo tibetano es un gran bazar con todo tipo de productos artesanales, donde no encontrarás nada “made in China”.
Hay también suvenirs exóticos para los turistas; pero sin duda, lo más atractivo son las tallas de artesanía, los objetos rituales como los maravillosos cuencos tibetanos de sonidos fascinantes, joyería y plata a precios bajos y todo tipo de prendas de abrigo, bufandas y mantas de lana de yak, tejidas a mano.
El bazar está rodeado de restaurantes y cafés que ofrecen la excelente gastronomía tibetana, donde degustar los exquisitos momos, una fina pasta tipo buñuelo rellena de carne o verduras, que se puede comer frito o hervido.
Salir del asentamiento principal y explorar otras zonas
Leí en algún sitio antes de nuestro viaje que existía un bonito monasterio, asentado entre los bosques que, aunque siempre se encontraba cerrado, bien merecía una visita por su arquitectura y emplazamiento. Sin embargo, desconocíamos dónde se encontraba y su nombre.
Saliendo del asentamiento principal, tuvimos más perspectiva y así pudimos vislumbrar la bonita figura de un monasterio blanco, de tejadillos de oro, escondido en medio de los prados y las colinas, y quisimos llegar hasta allí. Sin duda, aquella decisión se tornó en una de las experiencias más enriquecedoras de todo nuestro viaje a la India.
El Monasterio se encontraba cerrado a los visitantes. Estuvimos un buen tiempo observando los portones gigantes labrados en exquisita madera oriental, los detalles dorados de dragones tallados de la empuñadura de la puerta y su aldaba de oro y la belleza del paisaje que lo rodeaba…
Me alejé de mi marido y mi hijo por unos momentos, quería observar la parte de atrás del monasterio, que parecía conducir a otras estancias del monasterio más pequeñas. Entonces, descubrí que un monje se hallaba allí presente, en silencio, observándonos desde hacía tiempo.
Era un adolescente, casi un niño, de ojos negros y mirada limpia y profunda. Me acerqué a él, le sonreí tímidamente, y en un gesto de humildad, me incliné mostrando mis respetos con las manos juntas al pecho y preguntándole en voz casi susurrante, si era posible que visitásemos el interior.
El joven monje, que se encontraba inmerso en su voto de silencio, inclinó la cabeza y con un gesto afable, me hizo señas con su mano para que le siguiera.
Con un entusiasmo más que comedido, avisé al resto de la familia y ante nuestra sorpresa, se nos dio permiso para acceder a uno de los sitos más encantadores de los que hemos podido disfrutar en soledad. Le quisimos dar las gracias, pero el monje ya había desaparecido… Nos había dejado solos y con toda su confianza, en aquel mundo: un mundo místico poblado de silencio y espiritualidad.
Nuevamente volvimos a perder el sentido del tiempo: Nos zambullimos en lugar mágico expuesto ante nosotros y para nuestro gozo, como únicos testigos.
La quietud nos invadía y allí pudimos observar, abrumados ante tanta belleza, la magnitud del lugar que nos rodeaba: las delicadas tallas de dragones de maderas orientales, detalladamente esculpidas; los libros sagrados del budismo, manuscritos con bellas y coloridas ilustraciones…
Los cojines de raso y seda fina, utilizados por los monjes en sus infinitas oraciones y meditaciones; los exquisitos suelos de mármol poblados de extraños símbolos, un deleite para nuestros desnudos pasos; y finalmente, las siempre presentes estatuas doradas de Buda, observándonos con su mirada y sus eternas sonrisas hospitalarias.
Aquel día vivimos un regalo de momentos especiales de recogimiento y deleite, gracias a la hospitalidad de aquel monje anónimo.
TIPS VIAJEROS Y DATOS PRÁCTICOS DEL MONASTERIO DE ORO DE NAMDROLING
Dirección del Monasterio de Oro Namdroling
Namdroling Nyingmapa Monastery Arlikumari: Bylakuppe 571104 Distrito de Mysore, Estado de Karnataka, India.
Dónde dormir en Bylakuppe
Bylakuppe es ya territorio tibetano y aunque no se necesite visado para visitar la ciudad, los extranjeros necesitamos un permiso especial para poder pernoctar allí, un permiso de que se tarda más de seis meses en gestionar antes del viaje.
En nuestro caso, al no poder disponer de ese tiempo, pernoctábamos en territorio Indio y visitábamos la ciudad tibetana por el día.
- El permiso especial, de nombre PAP (más información en «tibetbureau.in») debe ser gestionado con unos seis meses de anticipación a través de la Embajada Tibetana en la India.
- No esperes sin embargo, comodidades: no existen hoteles dentro de la ciudad, tan sólo un par de modestas «guesthouses» que los monjes ceden a los visitantes.
- Debes consultar previamente si no hay ningún acontecimiento en las universidades, porque de ser el caso, éstas se reservan para los eventos.
- El Dalai Lama suele visitar con frecuencia el Monasterio de Oro de Namdroling y Bylakupee. Un mes antes de nuestro viaje, su santidad estuvo varios días allí, coincidiendo con la celebración de su cumpleaños.
- Lo más recomendable es hospedarse en el pueblo de Kushalnagar (en territorio indio) . Nosotros lo hicimos en el hotel Bota Royal, (clic en el enlace para más detalles): un hotel sencillo, de excelente calidad precio, situado en Golden Temple Road, a poco más de dos kilómetros del «Golden Monastery de Namdroling», 2 km, que se cubren fácilmente y en pocos minutos, en rickshaw.
Cómo llegar al Monasterio de Oro de Namdroling:
- Desde Mysore: en autobús, atravesando el camino de Madikeri (sobre unas 2 horas de trayecto). Hay que bajarse en la parada de “Koppa” y después, coger un taxi para cubrir los 8 km hasta el Golden Temple.
- Desde Bangalore (a 230 km) unas 6-7 horas de viaje en autobús, en términos locales; en coche o taxi, unas 5 horas. Para moverse en el interior de la ciudad, lo mejor es hacerlo en rickshaw o auto-carromato.
- Horarios de visita: Los Monasterios están abiertos a los visitantes de 8.00 a 17:00h. Los restaurantes cierran a las 19.00. Los portones de la ciudad, se cierran poco después.
Recomendamos encarecidamente la visita del Monasterio de Oro de Namdroling. Un lugar espiritual en Karnataka, al sur de la India, un lugar alejado de las rutas turísticas habituales, un lugar donde todavía se puede sentir El Tíbet de cerca y un oasis por descubrir para el viajero occidental.
Felices viajes.
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